sábado, 11 de octubre de 2008

Noches vacías

A cada edad le corresponde una cosa, dicen. Y también que una sociedad delega su futuro en la juventud. Toda época conlleva una lucha de valores entre generaciones. Los cambios infunden temor y la experiencia no solo tiene aplicaciones positivas, sino que es también culpable del amor a la costumbre. Como siempre el resultado consiste en tachar de corrupta a la juventud en general, sin tener en cuenta que todavía queda sensatez en este mundo. Sensatez para empezar una carrera, para empezar un módulo, cualquier formación, o simplemente colaborar buscando un empleo, con una sociedad que en muchas ocasiones no aporta nada a cambio. Y todas esas iniciativas parten de gente joven y con ideas, no se trata de ideas políticas, se trata de conciencia. La juventud sabe la necesidad de las obligaciones, igual de necesarias que el ocio y las relaciones sociales. Unos jóvenes eficientes no son máquinas dispuestas para producir como único fin, o si no solo hay que ver el ejemplo finlandés, una sociedad con alto nivel académico y cultural pero totalmente deshumanizada.

Guadalajara es mediocre, no se trata solo de quien gobierne o no, esto es debido a la falta de iniciativa y ahora mismo en este contexto, los jóvenes deberían dejar a un lado estilos e ideologías, para manifestar que nuestro único deseo es poder salir a la calle y pasarlo bien.
Botellón, lo llaman, comprar bebida para reunirse en la calle, dialogando, relacionándose. Si un político puede recortar gastos para la construcción de un colegio, resulta beneficioso para la economía, aunque los niños se mueran de frío en invierno. Si un joven compra bebida para tomarla en la calle, no es que mire por su propia economía en contra de los precios abusivos de los locales, lo que quieren es ponerse hasta arriba de alcohol. Las mentes más ávidas podían reprochar que beber no es la única forma de diversión, estamos de acuerdo, pero es una opción válida y más si en tu ciudad retiran subvenciones para la cultura. En Guadalajara desapareción la revista cultural Qubo, también algo llamado Estivalia, un festival para el periodo de verano que llenaba la Concordia y el Paseo de San Roque de conciertos de diversos géneros musicales. No se consintió que para la finalización del curso 2007/2008 del Palacio de la Cotilla, se realizara la fiesta de fin de curso de los alumnos de música moderna en el propio recinto, con la única excusa del importunio a los vecinos, cuando la fiesta se realizaría en verano y finalizaría a las diez. Si tocar música es una molestia para los habitantes de Guadalajara, entonces la ciudad habrá muerto. Ahora, prohiben el botellón y el gobierno pone a su disposición a la policía para que los jóvenes teman hasta parpadear, por si son denunciados. Existe algo llamado habilitamiento de zonas para el botellón, con el fin de no molestar a los vecinos de Guadalajara, ya que todos tenemos derecho a descansar. Por ejemplo el parque de la Fuente de la Niña, es un lugar apropiado al efecto, y si hay que denunciar a alguien, que no sea a aquellos que quieren pasárselo bien, sino a los que ensucian y no conocen una cosa que se llama civismo.
¿Hacia dónde estamos yendo? ¿Hace falta mencionar también el proyecto de privatización del agua?, vivimos en la mediocridad. Pero, podemos cambiarlo, ¿no?

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